Waldo González Hervé

 

Waldo González Hervé

Uno de los Diseñadores mas influyentes del  Siglo XX en Sudamerica

Fue en la convulsionada década de los años 70, que Waldo González Hervé, se consideró por la mayoría de los diseñadores de la época y conocedores de la historia del afiche en Chile, como uno de sus maestros. Con un estilo sólido y un lenguaje gráfico que lo distinguió desde un comienzo de entre sus pares, como uno de los más originales de los años setenta.
Es posible catalogar ese período, como la época de oro del afiche en Chile específicamente a fines de los 60 y comienzos del 70, el que termina abruptamente en septiembre del año 1973.

Realizó sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas en la década del 50. Fue el primer licenciado del país en «Artes Plásticas con mención en afiche y propaganda», obteniendo la máxima distinción y con honores, Posteriormente comenzó a realizar clases en la Escuela de Canteros el año 1963, ganando por concurso público una cátedra el año 1969, lo que permite desvincularse definitivamente de la Escuela de Artes Aplicadas.

Waldo González, desarrolló una brillante carrera dentro y fuera de las aulas universitarias con varios premios ganados en los distintos concursos de afiches nacionales, internacionales y exposiciones individuales realizadas dentro del país, que lo llevarían posteriormente a convertirse en profesor titular de la carrera de diseño de la Universidad de Chile en los años setenta, y a formar la «Oficina de Asesoría Técnica» dependiente de la escuela de diseño.

Parte destacada de su obra (1970- 1973), la realizó en conjunto al profesor Mario Quiroz para la «Polla Chilena de Beneficencia» esto lo llevó a realizar una notable serie de afiches, que se destacarían por sus temáticas eminentemente educativas y de profunda reflexión en lo humano, político y social, convirtiendo a este soporte, el afiche, en un vehículo de educación transformadora del medio social y generadora de beneficios directos para la comunidad.

En el año 74 termina sus actividades en la Facultad de Bellas Artes continuando en la Escuela de Diseño de la Universidad de Chile donde gana la cátedra de «Expresión gráfica» y la jornada completa por concurso público.

El año 1981 debido a la reforma universitaria que deja a la Universidad de Chile con solo 12 carreras, la Escuela de Diseño pasa a formar parte del Instituto Profesional de Santiago (IPS). Posteriormente el IPS se transformaría bajo el gobierno de Patricio Aylwin en Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), de la cual será Director de la Escuela de Diseño entre los años 1989 y 1990.

Waldo González haría del afiche un instrumento de investigación en todos los campos descritos anteriormente, sus detallados análisis de las estructuras sintácticas y semánticas de las variables que implican el diseño de una pieza gráfica, aportaron un marco conceptual y teórico que vinieron a consolidar al diseño gráfico como una disciplina con estructuras, métodos y lenguajes propios.
Como parte de su obra, realizó cerca de 80 afiches entre los años 71 a Septiembre del 73 para la Polla Chilena de Beneficencia y llegaron a imprimirse cerca de 250.000 ejemplares por tiraje.

Tiene a su haber cerca de 20 exposiciones colectivas que van desde los años 56 al 79 destacándose:
– 1er Salón de Artes Aplicadas Facultad de Bellas Artes Museo de Arte
Contemporáneo
– VII salón de otoño (1966), 1er premio de adquisición en artes aplicadas
– VIII salón de otoño (1967) 1er premio de adquisición en artes aplicadas y
– IX Salón de otoño (1968) 3er premio en escultura

Todas estas participaciones pertenecen a la Sala de Exposiciones Museo Municipal de Bellas Artes de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso;
– Muestra del Afiche Chileno Contemporáneo,
– Museo Nacional de Bellas Artes año 1969, Afiches UNCTAD III sala de
exposiciones del edificio Gabriela Mistral, donde obtiene el segundo lugar y una mención honrosa.
Seis exposiciones de afiches individuales entre 1957 y 1970.

Cinco exposiciones internacionales como:
– Exposición Internacional de Afiches, IX Bienal de Sao Paulo parque Ibirapuera Brasil (1963).
– Exposición Interamericana de afiches por la Salud de América Montevideo Uruguay (1964).
– Afiche y diseño gráfico. muestra del arte contemporáneo chileno «Glaubergs Galerie der Experiemente Bochum» Alemania.
– Afiches Polla Chilena de Beneficencia, España (1972) y en la Escuela Superior de Diseño, Universidad Nacional de Cuyo Argentina (1977)
y cerca de 17 premios en concursos.

El maestro actualmente se desempeña como profesor titular del Seminario de Afiche de último año de la carrera de Diseño Gráfico Multimedial del Instituto Profesional arcos.

Breves alcances sobre los carteles realizados por Waldo González Hervé para la «Polla Chilena de Beneficencia» [1971-1973]

El estudio del afiche y la propaganda nace a partir de la necesidad de recuperar este lenguaje gráfico como una manifestación visual de la identidad de los pueblos, sus tradiciones, el alma político-histórico y el mundo estético, en un tiempo específico. Surge como una búsqueda de los creadores por indagar en nuestro origen, en los comportamientos, en las necesidades que hemos tenido como pueblos para sostenernos y para recuperar nuestro patrimonio visual expresado en frágiles andamios en los que se produce la historia de la gráfica en Chile a partir de un lenguaje desarrollado en los muros urbanos: el cartel. En este caso la mirada que realizó el diseñador Waldo González Hervé, en un tiempo que para nuestra historia fue complejo y difícil, y como creador expreso vivamente en sus obras.
Por ello es importante buscar en la memoria perdida y rescatar parte de esta etapa que quedó en las paredes de las ciudades. Ir a la génesis de una obra estampada en los muros de aquellos años, que dijo algo sobre nosotros, que gritó en aquellas paredes. La voz que se validó en un muro y comunicó un momento de nuestra historia, bajo la expresión de un cartel.

Evocando un poco la historia, Ana Cortés profesora de la cátedra de afiche escribía sobre el tema en un artículo publicado en la «Revista de Arte de la Universidad de Chile» en 1937:
«Una ciudad sin gritos pegados en los muros sería hoy en día casi una ciudad silenciosa».
Interpretando estas palabras, el afiche, cartel o poster es un soporte nacido en la ciudad y para la ciudad. El cual muchas veces ha sido visto como una obra menor pero curiosamente experimentado por muchos creadores como un canal de comunicación directa y efectiva con el público y también desde la retórica de sus propios estilos.

Podemos citar a pintores chilenos como Camilo Mori, José Balmes, Nemesio Antúnez y Francisco Otta, entre otros, quienes experimentaron con el lenguaje del cartel; algunos con mayor éxito y constancia que otros.

En esta historia debemos detenernos en uno de los autores más relevantes como es el caso de Waldo González Hervé, considerado por la mayoría de los diseñadores de la época y por conocedores de la historia del cartel en Chile, como el «Gran Maestro», con un estilo sólido y un lenguaje gráfico que lo distingue, quizás junto a Vicente Larrea y a Santiago Nattino como los más originales de los años 70. Y es posible catalogar este período, como la Época de Oro del cartel en Chile. Me refiero a la época de fines de los años 60 hasta Septiembre del año 1973.

¿Por qué tal riqueza en la experimentación y la búsqueda de un lenguaje propio, de una imaginería sustentada en una mirada hacia lo nuestro, de una reflexión acerca de la identidad y la pérdida del miedo a decir las cosas de una manera propia?, decía Waldo González.

Es así como muchas piezas fueron inspiradas utilizando íconos de la alfarería, de la cerámica de los pueblos autóctonos y también el gran aporte del muralismo callejero, y expresar como se miraba el mundo latinoamericano, visto por nosotros mismos. Por otro lado, la gran producción de carteles y sus grandes formatos inéditos para la época, que no tenían nada que envidiar a los trabajos de los europeos y norteamericanos por su originalidad y avance tecnológico para la época.

Es importante comprender cómo en este período se fueron confluyendo política, educación y arte; lo que ponía en cuestión y revisión una sociedad que se aprestaba a grandes cambios, y reflexiones, discusiones en los centros universitarios e intelectuales del país en torno a la imagen, su función, su estética, su identidad y como sustento ideológico de un proyecto político como sería el gobierno de la Unidad Popular.
Este período donde los proyectos del «arte al servicio del pueblo», del «arte para el pueblo» y otras consignas de la época. Ellas se fueron haciendo realidad en una disciplina y carrera que recién venía gestándose al interior de la Universidad de Chile naciendo al interior de sus aulas la nueva carrera de Diseño que fue promulgada oficialmente el 26 de Agosto de 1970. Como culminación de un proceso y anhelo de un grupo de profesores y alumnos de la Escuela de Artes Aplicadas, encabezada entonces por el último director de esta escuela, don Ventura Galván y el primer director de la Escuela de Diseño, don Fernando Caracci.

Es en la Escuela de Artes Aplicadas donde hizo sus estudios en los años 50, Waldo González. Realizando su tesis en el tema del afiche. Haciendo un poco de historia habría que mencionar que el primer especialista en el afiche fue el pintor Camilo Mori que viajó el año 1929 a estudiar y especializarse en Europa, por causa de la gran crisis y posterior cierre de la Escuela de Bellas Artes.

Waldo González desarrollaría una brillante carrera dentro y fuera de las aulas universitarias con varios premios ganados en los distintos concursos de afiches nacionales, internacionales y exposiciones individuales realizadas dentro del país, que lo llevarían posteriormente a convertirse en profesor de la carrera de diseño de la Universidad de Chile en los años setenta.

El trabajo realizado para la «Polla Chilena de Beneficencia» junto al profesor Mario Quiroz, le serviría para plasmar y proyectar lo mejor de su obra (1971-1973), encargándose por primera vez de un proyecto de grandes alcances sociales y por otro lado, el diseño como disciplina haría realidad uno de sus ideales mas deseados estar al servicio de la educación de un país. «Es aquí donde comienza la gran aventura», diría posteriormente Waldo González.

Este proyecto recaía por primera vez en un diseñador que en forma consciente entendía la dimensión social y el valor de la imagen como mensaje efectivo hacia la población. Waldo González haría del afiche un instrumento de investigación en todos los campos ya descritos anteriormente: el educacional, el político y el estético; es en este último donde desarrollaría un lenguaje basado en sus propios descubrimientos, que él llamaría códigos analógicos (el mundo icónico), códigos cromáticos ( las relaciones significativas del color) y códigos lexográficos ( el mundo tipográfico); y sus análisis de las estructuras sintácticas y semánticas de las distintas piezas que conforman el diseño de una pieza gráfica.

A través de este proyecto realizó carteles para la prevención de enfermedades bajo el auspicio del Ministerio de Salud, del Ministerio de Educación, la Compañía de Bomberos, de Beneficencia, para la Universidades y otros Comités de la época.

Las representaciones icónicas aludidas en este soporte posteriormente se convertirían en metáforas visuales de aquel momento muy particular de nuestra historia, como también lo fueron los murales callejeros, los panfletos,y lo podemos observar en la iconografía del cuerpo que trabaja González, por ejemplo; las manos, los ojos, las bocas, con rasgos tan pregnantes. Los rostros de los campesinos, obreros, empleados, estudiantes, niños mujeres, profesionales etc. El mundo social se hacía presente en sus esperanzas, deseos y angustias. Donde apreciamos la textura, y el grueso del contorno para expresar la fuerza de la imagen contra la fragilidad de las expresiones. El color que se mueve desde los tonos pastel hasta los rojos mas saturados, no dejando al espectador indiferente. Generando un impacto visual que no pasa inadvertido el color se convierte en símbolo. Habría que agregar que los tirajes de estos carteles alcanzaron en su época a mas de cinco mil por quincena, todo un record para su época. Esta iconografía llegaría a convertirse en un signo de los años setenta. Es importante señalar que estos antecedentes visuales ya se venían insinuando en algunos pintores como: Pedro Lobos, Gregorio de la Fuente, José Venturelli, Santos Chávez, Julio Escámez entre otros.

Hoy podemos apreciar parte de la obra de Waldo González, una recopilación del material producido en los años 70, para la «Polla Chilena de Beneficencia». Que se encuentra en su poder y que son los únicos trabajos originales que sobrevivieron, ya que el resto se perdió producto de la quema de libros y carteles de la Editorial Quimantú en los días posteriores al 11 de Septiembre de 1973.
En síntesis, en estos trabajos podemos apreciar y comprender los desplazamientos del mundo visual del período 1971 a 1973 en una obra específica: la realizada por el afichista Waldo González. Y que hoy permanece en el olvido y en el silencio. Retomar su obra y comprenderla desde hoy su valor social, patrimonial, y su estética. En fin como un producto de «arte menor» nos puede dar lecciones de una sociedad, ser su reflejo y también dar cuenta de un modo de producir el cartel y sus implicancias estéticas y códigos visuales. Como diría el gran escritor ruso Dostoiewski, y como lo reafirma González en sus carteles «la belleza puede salvar al mundo».

 

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